Son muchos los estudiantes que detestan la Historia. Asqueados por el extenso temario de sus libros de texto o atemorizados ante sus futuros exámenes, muchos de ellos ven inútil estudiar una asignatura que habla del pasado -y tal y como se imparte esta ciencia social en colegios e institutos, veo hasta lógicas sus reacciones, mas eso es otro tema- pero, ¿qué significa realmente la palabra 'Historia'?
Si recurrimos al diccionario de la Real Academia Española y buscamos la definición de la palabra Historia, entre sus múltiples acepciones encontramos la siguiente: "Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados.". Subrayo eso de 'acontecimientos pasados y dignos de memoria' porque parece que aquellos que mueven las cuerdas de esta gran marioneta que es el planeta tierra se fueron a septiembre con Historia suspensa. Hagamos de profesores particulares y recordemos de forma muy resumida a estos mandatarios una serie de acontecimientos que han marcado estos últimos 113 años y que nos aparecen en cualquier libro de Historia Contemporánea.
Comencemos en 1914, inicio de la Primera Guerra Mundial. ¿Resultado? 9.906.000 bajas en el campo de batalla. Sigamos, esta vez no nos movemos de España y nos situamos en 1939, final de la Guerra Civil Española. Aquí nos topamos con una cifra escalofriante: 500.000 fallecidos entre ambos bandos beligerantes en uno de los capítulos más tristes de nuestra historia reciente. Ese mismo año comenzó la mayor masacre humana jamás vista hasta el momento, la Segunda Guerra Mundial, que sumó el devastador número de 55.100.000 personas fallecidas. Estamos ya cronológicamente situados en mitad del siglo XX. ¿Imperó la cordura en la segunda mitad del siglo? tristemente, no. En 1953, la Guerra de Corea se saldó con 3.000.000 millones de muertos y unos años más tarde, el conflicto de Vietnam se cobró la vida de 5.000.000 de personas. Como colofón, si sumamos el número de víctimas de las dos Guerras del Golfo -1.300.000 fallecidos entra ambas- nos sale la escalofriante cifra de 74.806.000 millones de personas asesinadas por la guerra y la codicia de los líderes mundiales. Una cifra que invita, al menos, a la reflexión, ¿no?.
Pues se ve que no. En torno a la 01:30, hora española, el gobierno de Corea del Norte ha declarado el estado de guerra, según afirmó la agencia oficial de comunicación del régimen: "Desde este momento las relaciones norte-sur entrarán en un estado de guerra y todos los asuntos -entre los dos bandos que separan el paralelo 38- se resolverán de esta manera". Si, no es una broma. En pleno siglo XXI, el mundo está a expensas de una serie de líderes que poseen entre su armamento misiles nucleares con capacidad para llegar a cualquier continente (especialmente peligroso es el misil Taepodong-2, con un alcance de hasta 7.000 kilómetros).
Si recurrimos al diccionario de la Real Academia Española y buscamos la definición de la palabra Historia, entre sus múltiples acepciones encontramos la siguiente: "Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados.". Subrayo eso de 'acontecimientos pasados y dignos de memoria' porque parece que aquellos que mueven las cuerdas de esta gran marioneta que es el planeta tierra se fueron a septiembre con Historia suspensa. Hagamos de profesores particulares y recordemos de forma muy resumida a estos mandatarios una serie de acontecimientos que han marcado estos últimos 113 años y que nos aparecen en cualquier libro de Historia Contemporánea.
Comencemos en 1914, inicio de la Primera Guerra Mundial. ¿Resultado? 9.906.000 bajas en el campo de batalla. Sigamos, esta vez no nos movemos de España y nos situamos en 1939, final de la Guerra Civil Española. Aquí nos topamos con una cifra escalofriante: 500.000 fallecidos entre ambos bandos beligerantes en uno de los capítulos más tristes de nuestra historia reciente. Ese mismo año comenzó la mayor masacre humana jamás vista hasta el momento, la Segunda Guerra Mundial, que sumó el devastador número de 55.100.000 personas fallecidas. Estamos ya cronológicamente situados en mitad del siglo XX. ¿Imperó la cordura en la segunda mitad del siglo? tristemente, no. En 1953, la Guerra de Corea se saldó con 3.000.000 millones de muertos y unos años más tarde, el conflicto de Vietnam se cobró la vida de 5.000.000 de personas. Como colofón, si sumamos el número de víctimas de las dos Guerras del Golfo -1.300.000 fallecidos entra ambas- nos sale la escalofriante cifra de 74.806.000 millones de personas asesinadas por la guerra y la codicia de los líderes mundiales. Una cifra que invita, al menos, a la reflexión, ¿no?.
Pues se ve que no. En torno a la 01:30, hora española, el gobierno de Corea del Norte ha declarado el estado de guerra, según afirmó la agencia oficial de comunicación del régimen: "Desde este momento las relaciones norte-sur entrarán en un estado de guerra y todos los asuntos -entre los dos bandos que separan el paralelo 38- se resolverán de esta manera". Si, no es una broma. En pleno siglo XXI, el mundo está a expensas de una serie de líderes que poseen entre su armamento misiles nucleares con capacidad para llegar a cualquier continente (especialmente peligroso es el misil Taepodong-2, con un alcance de hasta 7.000 kilómetros).
Instaría a esa serie de personas, si se merecen semejante apelativo, que volviesen a estudiar Historia -si es que lo hicieron alguna vez- y se den cuenta de que el mundo no es el tablero de su juego de rol particular. La guerras no son entre pueblos, y nunca lo han sido. No está el planeta como para aguantar el capricho de unos líderes por probar sus 'juguetes'. Por ello, antes de cometer cualquier acto, sería conveniente recordar a esos 74.806.000 millones de personas que murieron por un motivo absurdo y completamente evitable: la guerra. No cometan ese error otra vez. Aprendan de la Historia, señores.
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| Lanzadera misiles Corea del Norte | lainformacion.com |
"Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados." El ser humano, lo de "dignos de memoria" lo toma como "recordar hechos ocurridos" y no de "hechos que no deberían volver a ocurrir" De la historia se aprenden las trampas, los engaños, las tácticas y toda la experiencia ajena que beneficie a los poderes confrontados. No está en nuestras manos decidir, pero si vivir la historia. Creo que declamar ante el poco interés de la humanidad por aprender de sus errores, no es tan efectivo, si lo que quieres es que te escuchen, como el investigar y publicar historias que incomoden y que sepas que nadie sabe de ellas. Tu narrativa es buena pero intenta subir un escalón más investigando lo que no se sabe.
ResponderEliminarLa verdad que es una propuesta interesante, investigaré en busca de elementos que puedan ser llamativos y didácticos para los lectores. ¡Muchas gracias por el consejo y por la visita al blog!
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