sábado, 17 de noviembre de 2012

14-N: La undécima huelga general de la democracia

España no está bien. Eso es un hecho. Recortes, despidos, desahucios... son muchos los motivos por los que la población no está conforme con la situación. Y ello se vio reflejado en la huelga del pasado día 14 de noviembre. A pesar del masivo seguimiento que indican las centrales sindicales UGT y CC.OO -un 80%, datos mucho mayores que en la huelga general del 29M- la demanda eléctrica cayó cuatro puntos menos que en Marzo -en marzo fue del 16,3% y el pasado miércoles el descenso fue del 12,7% según afirmó el Ministerio de Industria-. Sin embargo, si bien es cierto que el seguimiento de la huelga fue menor que la anterior, la manifestación que tuvo lugar en Madrid congregó a cientos de personas descontentas con los recortes llevados a cabo por el Gobierno de Rajoy, que están reduciendo el Estado del bienestar a las premisas mínimas posibles con tal de reducir el déficit actual que España tiene a cualquier precio. Es muy legítimo, por tanto, que los ciudadanos, de tipo pacifico y cuya arma más peligrosa es la palabra -que hace mucho daño a la clase política- salga a ejercer sus derechos constitucionales a la calle, el derecho a huelga y el derecho a manifestación. Y es legítimo dado que el Partido Popular, a lo largo de toda su oposición y su campaña electoral, defendió a capa y espada la NO subida de los impuestos -Todos recordamos las campañas de firmas llevadas a cabo por Esperanza Aguirre o Cospedal para la no subida del IVA-. Abogaba, pues, por una política fiscal expansiva, donde se redujesen los impuestos y se fomentase así el comercio. Sin embargo, un mes después de ganar las elecciones, cambió su discurso y sus acciones llevando a cabo una política fiscal contractiva, opuesta a la anterior, donde se aumentasen los impuestos para intentar conseguir el saneamiento de las arcas públicas.

Dicho lo cual, es bastante curioso como los dos sindicatos principales del país, la UGT y CC.OO, protestan de una forma constante y airosa desde la subida de Mariano Rajoy al poder cuando la crisis ya existía desde finales del año 2007 y entonces no abrían la boca. Ahora quieren alzarse como los líderes del pueblo al estilo soviético, con mucha propaganda de por medio y pocas propuestas. Unos líderes, por otra parte, que no lo son, puesto que no salieron a la calle cuando no se tomaron medidas para prevenir la crisis por parte de un PSOE liderado por un Zapatero ciego y sordo incapaz de tomar medidas ante las voces que le afirmaban que esta situación iba a llegar -Desde inspectores del Banco de España hasta gente de su propia órbita, como Miguel Sebastián-; No son los líderes del pueblo al no ofrecen credibilidad alguna por subir los sueldos de sus principales líderes, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo un 0,5% mientras los trabajadores de los que presumen defender se van a la cola del paro. No lo son al atacar a los empresarios, dado que parecen desconocer que los empresarios españoles son, casi en una práctica totalidad, dueños de pequeñas y medianas empresas, que son el motor económico del país, y que no son grandes magnates como Florentino Pérez. Son panaderos, mecánicos...  en definitiva, gente que trabaja mil horas para poder llegar a fin de mes y pagar los salarios a sus trabajadores.


Por último, destacar que es bastante cómico el nombre de los llamados "piquetes informativos". De hecho, yo los tildaría como "piquetes represivos". Esta serie de personas, han utilizado, utilizan y utilizarán la agresión, tanto psicológica como física, sobre las personas que deciden trabajar, dado que es un DERECHO. Pero ellos parece que eso no lo entienden, es decir, son como el pícaro español que tanto significa a algunos ciudadanos de este país: Entiendo el derecho a huelga, pero hago oídos sordos a que el trabajo también lo es. Gente que se queja de la represión de décadas anteriores y luego utilizan dicha represión en su favor. LAMENTABLE. Por suerte, la mayor parte de la población es cívica, son sensatos, no destrozan mobiliario urbano -mobiliario destrozado que después paga el ciudadano con sus impuestos-, no coartan a sus colegas de profesión y utilizan la palabra como su mayor arma. Ese es el único camino.

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